jueves, 2 de septiembre de 2010

31/08/2010

31/08/2010
Nos han descubierto...

Hoy no queda más remedio que madrugar; es lo que tiene dormir al raso. Desayuno campestre, recogida rápida del campamento y vuelta a la entrada del Desierto Blanco. Por la mañana la luz cambia y las figuras parecen diferentes, por lo que cae alguna fotico más. Nos despedimos de Mohy y del 4x4 y volvemos al microbús inicial con “Rafa”.
Carretera y manta al Oasis de Farafra, donde visitamos una casa-museo de un artista local construida en adobe y madera a la manera tradicional. Eso sí, no sin antes pasar por otro pozo en el que refrescarnos.
La sorpresa del día llega cuando Abu nos pide los pasaportes para fotocopiarlos de cara a las gestiones necesarias con la policía local y, cuando vuelve, nos comunica que tendremos compañía en los próximos días. No, no se trata de transportar a alguien a su pueblo natal para  ayudarle a cumplir con el rito de “volver a casa por Ramadán”. Se trata de otra cosa: ¡¡Ya nos han descubierto!! Ya se han enterado de nuestras andanzas y necesitamos estar controlados en todo momento, no nos vayamos a desmadrar, claro (Juanjo y su barba siguen haciendo de las suyas... y eso que cuando estuvimos en Turquía ya hubo varios avisos...).
Así que nuestro acompañante llega, pistola en ristre, se acopla en el lugar del copiloto y ale, a seguir viaje. Pero, “ojo con cualquier movimiento en falso, que os tengo controlados”, parece decirnos por el rabillo del ojo.
A este chaval le habrá tocado hacer la mili, que aquí es obligatoria, con destino en el servicio de protección de turistas y/o vigilancia de personas potencialmente peligrosas, como nosotros. Así que no nos quita ojo en todo el día y se lo ponemos difícil cuando visitamos la medina árabe medieval de “Al-Qsar”, en el oasis de Dajla, con sus intrincadas callejuelas y tantos rincones interesantes para fotografiar, o cuando, por la tarde, decidimos salir a dar un paseo sin rumbo fijo por el pueblo en el que nos alojamos mientras Abu y Rafa disfrutan de su merecida comida.
Quitando la gracia descrita, la tarde es un poco aburrida, pues no hay mucho que ver por aquí y menos de noche... y tampoco nos sentimos muy a gusto con la vigilancia continua. Pero esto es así. Abu nos ha explicado que la zona es segura, pero que el Ministerio de Turismo prefiere prevenir y poner la mayor de las seguridades posibles para el viajero: un guardaespaldas, señores, para nosotros dos solitos, tan importantes que semos.

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