jueves, 2 de septiembre de 2010

29/08/2010

29/08/2010
Estamos en 19 día de Ramadán. Esto explica el mogollón de coches de anoche y el bullicio por las calles, aunque fuera más tarde de media noche.
Hoy el día ha sido larguito, bajo un sol de justicia y sudando la mar de bien. Menos mal que ya veníamos mentalizados. Un buen madrugón era necesario para que, tras el copioso desayuno del hotel, nos dirigiéramos al Oasis de Bahariya, nuestro primer destino en Egipto. Aquí hemos visitado varios sitios arqueológicos, entre los que nos han sorprendido un par de tumbas excavadas de nobles egipcios realmente bien conservadas, con unos dibujos estupendos en las paredes. Y ha comenzado la retaíla de nombres de dioses: que si Set, que si Amon, que se Ra se Ra en sus diferentes facetas.. ¿Llegaremos a saber al final del viaje quién es quién en la casa de los dioses egipcios?
Parada de mediodía para comer en un garito local y como es Ramadán éramos los únicos del lugar. Por la tarde la visita ha sido por el oasis, las dunas y montañas de alrededor. Los atardeceres de aquí prometen y el de hoy ha sido una primera muestra muy buena. La cena ha sido una cena típica de Ramadán en casa de un lugareño: comenzando por los dátiles, un zumo de guayaba con leche riquísimo y una sopita calentita (ale, pá combatir el calor) y, después de un ratito de reposo, los platos principales: arroz, guisos de carne, etc., etc. Aunque se respeta el Ramadán, no come mal esta gente, no. A todo esto la casa parecía el camarote de los hermanos Marx, por que no paraba de pasar gente y gente.

Mañana dormiremos “in the middle” del desierto, bajo las estrellas. Lo contaremos pues.

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