jueves, 9 de septiembre de 2010

06/09/2010



El Nilo que no cesa o El efecto dahabiyya

¿Cuántos días llevamos a bordo?, ¿cuántas noches arropados por el murmullo y el vaivén de las aguas de este río que nos abraza?, ¿qué día es hoy?... ¿Hemos perdido la razón o estamos realmente en otro mundo?
No hay faena, no hay prisa, porque “la prisa mata”, como ya sabemos los que viajamos, nada que planear, porque todo lo que necesitamos está aquí y ahora... y así, en este pequeño mundo, las cosas se hacen grandes, las horas se saborean más, las personas somos más visibles e importantes, los detalles no pasan sin ser vistos y valoramos mucho más lo que vivimos.
¿Será que nos estamos volviendo lokos? Seguro que echaremos de menos estos días sin más reloj que el que gobierna el cielo.

Hoy ha pasado por delante sin hacer ruido, nosotros lo hemos acompañado y nos hemos dejado llevar y, sin darnos cuenta, nos hemos visto bajo las estrellas, varados al lado de una isla en medio del Nilo, cerca de Kom Ombo, lugar que visitaremos mañana de buena mañana.
Hoy hemos visitado una cantera de la cual salieron toneladas de piedra para construir los templos y pirámides de este antiguo territorio y, como no, junto a ella, un templo para honrar al dios de los canteros. El lugar se llama Gebel Silsila. El resto día lo hemos pasado en la dahabiyya, dejando pasar el tiempo y el río, rumbo hacia Aswan.

Hasta mañana.

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